
Literatura Erótica
EROTISMO
Antes de entrar en contexto con la literatura erótica, se debe dejar en claro qué es el erotismo. Por lo que a continuación se esclarecen un par de conceptos acerca del mismo:
Los griegos utilizaban la palabra éros para referirse a la pasión aplicada al amor y al deseo de tipo sensual. Ese sentimiento también se representó a través del dios Eros. En la lengua española, el término erotismo connota y denota lo relacionado con la sexualidad, tanto en relación al mero acto sexual de desarrollo carnal como a sus proyecciones.
El erotismo y el sexo han estado asociados a la sociedad y la cultura del hombre desde los inicios de los tiempos, y el caso de la literatura no es una excepción, si bien a menudo se ha visto sometida a la censura por considerarse un tema reprobable o pecaminoso. Asimismo, también es frecuente la alusión al sexo o pasajes eróticos englobados dentro de obras mayores, no como tema principal de la obra, sino como capítulos aislados que contribuyen al devenir de la narración o al desarrollo de personajes.
El erotismo suele verse abordado en combinación con la libido y que guarda relación con el sexo y el amor. Sin embargo, existe una especie de oposición entre el amor erótico respecto al amor que se considera marcado por el romanticismo, ya que éste se ha transformado en la asociación principal del amor en general (que posee carácter altruista y, según se cree, exalta la sensualidad).
Hoy día al hablar de erotismo lo estamos identificando con lo que es el deseo sexual y sensual mientras que el amor se considera a aquel que tiene que ver con los sentimientos, con lo profundo del alma, lo que va más allá del mero aspecto físico.
No obstante, aunque se establezcan como conceptos separados sí es verdad que al final son complementarios en muchas ocasiones. Y es que en toda relación de pareja basada en el amor al final el erotismo se hace presente pues el amor sentimental también da paso al deseo carnal, a la pasión física.
Aunque parezca extraño, el erotismo siempre está presente en la religión y en los sistemas de creencias. En el catolicismo, los textos místicos de San Juan de la Cruz incluyen una retórica que rebalsa de erotismo atribuido a la deidad. En otras religiones, por otra parte, existía una costumbre que bien podría definirse como una prostitución de índole sagrada que se extendió hasta la Grecia clásica. Tampoco puede dejar de mencionarse al popular libro del Kama Sutra, una sublimación a la sexualidad perteneciente al hinduismo.
En este sentido, cuando hablamos de erotismo también estamos haciendo referencia a lo que es la exaltación del amor físico en el ámbito artístico, ya sea literatura, cine, teatro, pintura o escultura. De esta forma, entre los muchos ejemplos de erotismo que pueden existir en estos campos podríamos destacar películas como Instinto básico (1992) o Nueve semanas y media(1986), pinturas como La maja desnuda de Goya o El baño turco de Ingres, o esculturas como El beso o El baño de Venus que pertenecen ambas a Rodin.
En cuanto al erotismo en la literatura, uno de sus principales exponentes es el Marqués de Sade, quien supo ser condenado por desarrollar en público actos de libertinaje y por complementar sus intereses sexuales con reacciones violentas.
Y todo ello sin olvidar que desde dicho exponente hasta nuestros días muchos y variados han sido los libros que han versado sobre el citado erotismo. Entre las obras cumbre que lo fomentan e impulsan destacan, por ejemplo,
Lolita (1955) de Vladimir Nabokov o Las edades de Lulú (1989) de Almudena Grandes.
DATOS HISTÓRICOS
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En Egipto, se redactaron tratados acerca del sexo, en ocasiones meras recopilaciones de posturas sexuales, como por ejemplo en el papiro de Turín, donde se detallan las variantes del acto amatorio. Aunque poco se conserva de la época, sí se han salvado algunos fragmentos, como por ejemplo en el papiro de Leide, donde se propone la "confección de una imagen del amor".
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Los primeros escritos de literatura erótica se remontan a la Antigua Grecia, en torno al año 400 a. C., cuando el dramaturgo Aristófanes escribió la obra de teatro Lisístrata.
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De alrededor del año 300 a. C. datan los obscenos poemas satíricos de Sotades, que llegaron a acarrearle la prisión por las críticas hacia la unión de Ptolomeo con su hermana Arsinoe.
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En el siglo IV, apareció en la India el Kámasutra, el más famoso y universal de los manuales de sexualidad. Escrito por Mal-la Naga Vatsiaiana como un texto religioso dirigido al pueblo, la obra es un compendio de técnicas y consejos en las artes amatorias, que van desde el erotismo y la sensualidad más sutiles hasta una descripción detallada y gráfica de posturas sexuales para el acto de la cópula
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La literatura erótica cobró cierta importancia en Italia con la llegada del Renacimiento. Giovanni Boccaccio fue el autor del Decamerón (1353), obra que narraba las hazañas de los monjes seduciendo monjas en los conventos. El libro fue prohibido en muchos países. Aun cinco siglos después, diversas copias del texto fueron destruidas en países como Estados Unidos o Inglaterra; entre los años 1954 y 1958, magistrados ingleses dieron ocho órdenes de destrucción del libro.
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En 1558 Margarita de Navarra escribió el Heptameron (1558), una colección de 72 historias cortas que versan sobre los temas del amor, la lujuria, la infidelidad y otras materias románticas y sexuales.
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Hacia el siglo XIX surge una nueva corriente, el Romanticismo, que idealiza el dolor y el sufrimiento psíquico, así como el amor pasional. Esta nueva corriente lidiaba a menudo con las fronteras entre lo permisible y lo prohibido, aun sin llegar a la obscenidad de épocas anteriores. Gustave Flaubert, por Madame Bovary, y Charles Baudelaire, por Las flores del mal, llegaron a ser enjuiciados
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D.H. Lawrence es el autor de uno de los libros más polémicos de la primera mitad del siglo XX, El amante de Lady Chatterley (1928), que narra el descenso al adulterio de una mujer con un sirviente durante la ausencia de su marido, destinado en la Primera Guerra Mundial.




